Los gatos entran en celo alrededor de los ocho meses de edad y las gatas pueden tener su primer celo a los seis meses, generalmente, todos los gatos tienen sus primeros comportamientos sexuales antes de terminar su crecimiento y alcanzar la edad adulta. Durante el celo los gatos maullan muy fuerte y orinan para marcar su territorio, no como cuando orinan en la bandeja de arena, sino de una manera característica como si lanzasen orina a presión o como si fuese un spray fuerte, con un olor dificil de soportar para los humanos. Los gatos en celo se vuelven más inquietos y agresivos, tratan de escapar fuera de casa pudiendo desaparecerse por algunos días, las gatas maullan mucho y se refriegan por el suelo levantando la parte de la cola muy arriba y moviendola, es un comportamiento característico además de factores hormonales y olfativos que nos cuesta percibir, pero que son señales inequívocas para los machos de que pueden aparearse con la hembra.
Los machos, a partir de la plena madurez sexual son capaces de aparearse siempre que las gatas se lo permitan, y éstas tienen períodos de celo que se suceden durante meses de forma frecuente y casi ininterrumpida durante todo el año. Aunque la estación del año más propicia para las salidas de los gatos cuando escapan de casas y van los tejados buscando aparearse, suele ser primavera y también verano, hay apareamientos también en otros meses del año sobretodo si hay buenas temperaturas.
Las hembras, a partir de los seis meses, demuestran su receptividad mostrándose más apegadas de lo habitual, frotándose contra personas y objetos, revolcándose y efectuando cabriolas y piruetas muy características y maullando de forma intensa como si fuesen más parlanchinas o demandasen más atenciones. Aunque para los humanos es complicado de percibir, las hembras también atraen a los machos de forma olfativa y tienen mayores niveles hormonales cuando están en celo.
Las gatas primerizas son muy esquivas y pueden herir a un gato inexperto que intente el acoplamiento sin ser invitado a ello. Para hacer saber a un macho que quieren aparearse, las hembras suelen mostrarse receptivas y además se colocan tumbadas y con la cola hacia arriba en un movimiento que solamente hacen cuando están en celo.
Cuando la hembra cede, el macho la monta rápidamente y la inmoviliza mordiendo con los dientes en la zona del cuello justo por donde se puede agarrar a los gatos para transportarlos y como les hacian cuando eran crias. El gato macho también intenta este gesto de morder para tratar de realizar la monta inmovilizando a la gata como comportamiento sexual si está siempre en casa, el apareamiento real dura poco tiempo y el gato no está mucho tiempo encima de la hembra, retirándose con brusquedad e irritando por ello los órganos genitales de la gata.
La hembra maullará y sentirá dolor debido a las escamas córneas o pequeñas espinas que recubren el órgano reproductor del macho, el pene del gato suele ser de aspecto cónico y con puntos blancos. La duración del período receptivo en las hembras oscila entre tres y nueve días terminándose tras las pertinentes cubriciones. Después de separarse, la gata podría emitir maullidos muy sonoros y perseguir al macho que podria resultar lastimado.